martes, 3 de mayo de 2011
Francis Del Río - Articulo Havana Cultura
Francis Del Río es uno de los pilares de la movida de la fusión cubana, aunque “confusión" sería la palabra que mejor describiría lo que hace. Es un cantante que baila, un poeta que pinta, un dandy que viste como “un payaso" (sus propias palabras). Sus padres le pusieron el nombre Francisco, desde siempre todos le han llamado Francis, y parece haber sido predestinado para que la gente se pregunte qué es lo que realmente hace.
Del Río ha cantado en algunos de los mejores álbumes que han salido de Cuba durante la última década. Ha trabajado con Bobby Carcassés, X Alfonso, Roberto Carcassés, Carlos Alberto Cartaya, Descemer Bueno, Pavel Urquiza y Telmary Díaz, y ha sido una parte integral de Interactivo, el colectivo de referencia de la música cubana. El primero y único disco en solitario de Del Río, “Sentimiento," salió en 2004 y se describió en una tienda en línea como “cálidas canciones de danza latinas fusionadas con jazz, son, salsa, y ritmos afro cubanos." (Sigue leyendo para enterarte de todo el articulo de Havana Cultura hecho a Francis Del Río).
"He hecho muchos diferentes tipos de música," explica. "Algunos no me gustaron o no los comprendí al principio, pero ahora me gustan y los comprendo y todo termina en algo llamado fusión".
Del Río nació en 1965 en Granma, la provincia más suroeste de Cuba, pero se creció en la Havana, donde vivía con su abuela. Sus padres habían participado en el incipiente movimiento guerrillero de Fidel Castro en las montañas de Sierra Maestra, la histórica plataforma de lanzamiento de la revolución cubana. Su padre había sido militar y su madre había hecho campañas para promover el alfabetismo.
“Empecé como pintor - Tuve exposiciones, vendí mis obras," recuerda. “A los 27 años, me metí en la música." En 1991 Del Río (a los 26 años) empezó a cantar con un grupo llamado Sonoridad Latina. El año siguiente apareció en un cabaret llamado “Timba Suicida," bajo la dirección de Santiago Alfonso. Cantó en el coro del show durante un año.
“Le debo mucho al fenómeno llamado timba cubana," explica. También debe mucho a Calle 42, el grupo al que se incorporó en 1994 a instancias del percusionista Raimundo Martínez. “Es una verdadera lástima que Calle 42 se separó, porque era un gran grupo. Me ayudó a encontrar a mí mismo. No creo que se me pueda llamar un timbero refinado', pero creo que conseguí dejar detrás de mi algo de la brutalidad de la timba y dedicarme a ver el lado serio y bello de la timba."
Aunque es difícil definirlo con precisión perfecta, sin miedo de equivocarnos, podemos decir que la timba cubana es música de baile, y el baile es una parte crucial del enfoque de Francis Del Río: “Lo primero que hago cuando compongo una canción es bailar con ella. Bailo durante horas y horas, hasta la madrugada, y me imagino que mientras giro y bailo, hay un coro de gente que grita ¡Está loco!', repitiendo esto como una mantra, lo cual me pone en una especie de trance extático. Me lo paso muy bien haciéndolo, y si tiene el mismo efecto en otra gente, pues estupendo."
Del Río tiene un interés particular en el guaguancó, el estilo de baile que tiene sus raíces en los rituales afrocubanos y que puede verse en prácticamente cualquier fiesta de rumba de la isla. El componente musical que define al guaguancó es un ritmo de mambo lento, y se dice que sus movimientos de baile imita los rituales de apareamiento del gallo y la gallina, donde el bailarín masculino hace un movimiento rítmico de pelvis hacia delante llamado 'vacunao' y su compañera de baile le mantiene a raya revoleando repetidamente su falda.
El problema confrontado por Del Río es cómo reconciliar estas dos obsesiones suyas, bailar y cantar: “Cuando estás cantando, también estás bailando. Hacer estas dos cosas al mismo tiempo y hacerlas bien -Simplemente no sé si es posible."
Admite que su presencia escénica puede ser desconcertante para algunos públicos, pero dice que no puede hacer nada al respecto: “Intento cantar con la mayor calma y normalidad posible al mismo tiempo que voy vestido y bailo de la forma más extraña posible. Soy un payaso, me gusta vestirme, disfrazarme, hacer reír a la gente. Algunas personas no comprenden esto en absoluto y me critican por la forma en que me visto, pero lo hago para divertirme, porque es un espectáculo. Después del show vuelvo a convertirme en la persona más normal del mundo, lo más insignificante posible."
Más confusión, más contradicción: Francis Del Río se describe a sí mismo como un vagabundo, moviéndose constantemente de un lugar a otro, pero parece que ha limitado sus movimientos a viajar entre varios barrios de La Habana. Ha actuado en diversas ocasiones en México, Colombia, Brasil e Italia, pero dice “Realmente no le doy mucha importancia a viajar. En cualquier caso, el mundo estero está en Internet. Lo que me interesa es hacer música, eso es todo."
Al mismo tiempo, le gusta la idea de instruir a públicos extranjeros sobre la música cubana. “La primera vez que viajé fuera de Cuba actúe en un festival de Brasil," dice, “y me di cuenta de que en realidad la gente no sabe lo que ocurre en la música cubana en la actualidad. Sólo quiere oír canciones cubanas realmente antiguas, como si quisiera conservar la imagen de Cuba que tiene en su mente, una imagen que no tiene nada que ver con la realidad. Quiero decir que si tengo que cantar 'Guantanamera' lo haré con todo el cariño del mundo, pero ¿por qué me piden que cante 'Guantanamera' ahora, hoy? Están ocurriendo muchas más cosas."
Texto y vídeo tomado de: Havana-Cultura.
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